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Agro-Ayuda

lunes, 2 de marzo de 2009

OIDIO O PESTE CENIZA

Originaria del Este de USA.
En años de fuertes ataques puede causar severas pérdidas por deterioro de la calidad tanto en uva de mesa como viníferas, por lo cual se considera una de las enfermedades de mayor importancia de la vid en el país.

Sintomatología:
El ataque se inicia en los órganos jóvenes como hojas, brotes, sarmientos y frutos.

Se manifiesta con manchas blancas, de aspecto pulverulentas y harinosa que terminan por cubrir completamente los órganos afectados.


En Chile, los primeros síntomas se observan en la zona central a fines de noviembre, y generalmente sobre granos de racimos ubicados en sectores sombreados.
Las hojas fuertemente atacadas toman un color marrón claro, se “abarquillan” y pueden llegar a caer.

En sarmientos también se observa esta cobertura pulverulenta y, a medida que transcurre el tiempo, se vuelve de color ceniciento, para finalizar con manchas de color oscuro al llegar el otoño.


Los granos, en un comienzo, también aparecen cubiertos por la cenicilla, detienen su crecimiento y al final del periodo quedan manchados con un reticulado de color oscuro en las variedades blancas, en tanto que en variedades de color las manchas dejan descoloridas.
En ataques severos, los granos se parten, dejando al descubierto las semillas.




Condiciones ambientales
El hongo necesita condiciones ambientales adecuadas para su desarrollo. Si las condiciones son favorables, el oídio se desarrollará y diseminará rápidamente. Temprano en la temporada, cuando la temperatura tiene un rango de 23°C a 27°C, el hongo repite su ciclo de vida aproximadamente una vez por semana: las conidias germinan e infectan tejido nuevo formando nuevas conidias que son transportadas por el viento hasta partes no afectadas.

La humedad no tiene mayor influencia en la germinación, infección y desarrollo. Contrariamente a los que se cree, la enfermedad se desarrolla en clima seco, pero no excesivamente caluroso. Se ha demostrado que a temperatura entre 21°C y 32°C las conidias germinan a humedad relativamente baja. Se estima que su período de incubación óptimo (lapso transcurrido entre la infección y los primeros síntomas) está en alrededor de 5 a 6 días.

Presencia de la fase sexual en Chile

Debido a que hasta el año 2004 en el país se presentaba sólo la fase asexual del oídio, el causante de la enfermedad se designaba como Oidium tuckeri y su ciclo biológico se consideraba en su estado invernante a micelio en el interior de las yemas, el que daba origen a brotes que producían conidias que constituían el “inóculo primario”.

En mayo de aquel año se determinó y describió por primera vez en Chile la presencia de estructuras sexuales del hongo formadas en bayas de uva Red Globe de la localidad de Recoleta, Ovalle, IV Región.

Estas estructuras correspondían a ascocarpos o cuerpos frutales denominados cleistotecios de la fase sexual del oídio, que se denomina Erysiphe (sin. Uncinula) necator. Prospecciones posteriores establecieron la presencia de cleistotecios en diversas localidades de los Valles del Limarí y del Elqui, formados en diferentes variedades tanto pisqueras como de mesa (Riveros y otros, 2004).

Los cleistotecios se forman a fines de verano o principios de otoño, a partir de micelio que haya estado presente sobre estructuras de la vid como lámina y pecíolos foliares, bayas, escobajos y sarmientos. En un comienzo son de color crema y a medida que trascurre el invierno cambian de coloración pasando por un marrón claro, luego oscuro para finalizar de coloración casi negra. Son estructuras fácilmente visibles con lupa de poco aumento y aun a simple vista.

Los cleistotecios son cuerpos frutales de resistencia invernal que en su interior forman esporas sexuales denominadas ascosporas. El ciclo sexual descrito en otros países implica la liberación de las ascosporas producto de la ruptura de los cleistotecios ocasionada por lluvias primaverales, las que son liberadas al aire para depositarse e infectar a los brotes de la vid en sus primeros estados de crecimiento (5-10 cm de largo), constituyendo otra posibilidad de “inóculo primario” que antecede a aquel inóculo procedente de yemas con micelio invernante en su interior (Pearson y Goheen, 1988).

Control:

Las primeras aplicaciones deberán efectuarse con brotes entre 5 y 10 cm de crecimiento, ya que la liberación de ascosporas se produce con lluvias que pueden ocurrir en los primeros estados de desarrollo de la vid.

En aquellas localidades en que se presente el oídio en poscosecha sobre crecimientos otoñales que puedan conducir a la formación de cleistotecios será necesario efectuar un tratamiento suplementario para el control del hongo tardío.


En cuanto al uso de fungicidas químicos será necesario extremar las medidas destinadas a evitar la formación de razas resistentes. Para ello será de gran importancia el manejo de los programas de fungicidas que incluye la mezcla de activos y principalmente la rotación de los grupos químicos en uso. Actualmente en el mercado nacional existen cuatro grupos químicos los que se deben consideran en un uso bajo el concepto rotacional.
Para el control químico del oídio tradicionalmente se ha empleado como fungicida al azufre, ya sea como polvo mojable o para espolvoreo.
La utilización del azufre se mantiene vigente, sin embargo debido a que presenta algunas limitaciones, su uso exclusivo se ha reemplazado por otros grupos químicos de activos oidiocidas. Entre las desventajas del azufre se encuentra su bajo poder de retención a la lluvia, su pobre capacidad de redistribución, por lo cual el nuevo crecimiento de la planta va quedando desprotegido. Además puede presentar eventual fitotoxicidad al aplicarse con altas temperaturas ambientales.

Actualmente, el control del oídio contempla además el uso de otros tres grupos químicos, como los IBE (inhibidores del ergosterol), las estrobilurinas y las quinolinas.
Entre los activos pertenecientes a los IBE más utilizados en el control de E. necator, se encuentran miclobutanilo (Rally, Systhane), triadimefon (Bayleton), fenarimol (Rubigan), triflumizol (Trifmine) y tebuconazol (Horizon). Las estrobilurinas incluyen a los activos kresoxim-metilo (Stroby), trifloxistrobin (Flint) y azoxistrobin (Quadris).
El grupo Quinolinas, incluye como único representante a quinoxifeno (Quintec), activo oidicida de última generación, que se suma a los otros grupos como fungicidas a emplear en un programa de control de la enfermedad bajo un sistema de rotación.

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